Estar en redes sociales, cuando se trata de una marca o empresa, no significa simplemente tener un perfil activo o publicar contenido de forma esporádica. A diferencia del uso personal —donde se prioriza la interacción social, el entretenimiento o la expresión individual—, el uso profesional de las redes exige planificación, estrategia y objetivos claros. Una empresa que realmente quiere crecer debe entender que las plataformas digitales son canales de comunicación, visibilidad y ventas. Cuando se gestionan con enfoque, las redes sociales se convierten en aliados para posicionar la marca, generar confianza con el público y atraer clientes potenciales. No se trata de “estar por estar”, sino de tener una presencia sólida, coherente y funcional, que permita construir relaciones con valor, optimizar recursos y, sobre todo, generar ingresos reales. Usadas con inteligencia, las redes pueden dejar de ser una distracción y transformarse en uno de los activos más importantes del negocio.